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Hay grandes diferencias de hábitos y comportamiento entre el salvaje jabalí y su descendiente, el cerdo, y todo parece indicar que con desventaja para éste...
Así como el cerdo tiene fama de sucio, el jabalí es capaz de realizar recorridos de una hora para llegar a un estanque donde bañarse.
La hembra del cerdo no muestra ninguna atención particular hacia sus crías; en cambio, entre los jabalíes éstas son muy cuidadas siempre, incluso con una madre ajena, cuando la suya ha muerto.
Los jabalíes viven en piaras de machos y hembras. Durante el día suelen dormir. Si el invierno es muy crudo, se amontonan juntos bajo un montón de heno, alternándose con la cabeza a la derecha y a la izquierda, de manera que el grupo presenta, por uno y otro lado, una sucesión de cabezas y rabos. En cambio durante el buen tiempo, excavan en círculos sendos hoyos, colocándose en ellos con los hocicos dirigidos hacia el centro.
Al atardecer, se levantan perezosamente y avanzan juntos contra el viento, confiando a su olfato particularmente –pues tienen la vista muy corta– la responsabilidad de encontrar alimento. Cuando lo hallan, se refocilan intensamente: un campo donde una piara de jabalíes ha comido es lo más desolado que puede imaginar un agricultor...
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