Programa dirigido a alumnos de 3er. ciclo de Primaria y 1er. ciclo de la E.S.O.
Saldo
- 555 textos
- 72 audio-lecturas
- 194 prop. didácticas
- 7005 usuarios
Textos por tipo
- Argumentativo (59)
- Descriptivo (24)
- Dramático (21)
- Expositivo (97)
- Narrativo (214)
- Poético (140)
Mejor valorados
- Noite e Día (8.64)
- Como pez en el árbol (fragmento) (8.50)
- Fragmento Un Sísifo contemporáaneo (8.22)
- Romance del Conde Olinos (8.22)
- El niño yuntero (8.22)
- ¡No es tan fácil ser niño! (fragmento) (8.20)
Más leídos
- El gallo despertador (32767)
- Por escrito gallina una (32767)
- Don Juan Tenorio (fragmento II) (15636)
- Platero y yo (fragmento) (14895)
- Lazarillo de Tormes (fragmento) (11131)
- La odisea (fragmento) (8435)
Retrato
Obra: Campos de Castilla | Autor: Antonio Machado | Tipo de texto: Poético | Etapa: Primaria | Lecturas: 1182
Compartido por: @sabad el 2022-01-13 Leer en pantalla | PDF | Favorito |
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
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